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Patricio Vergara, la música como constante en la vida

De niño desarrolló aptitudes en dicho arte, las que, posteriormente, pese a trabajar en un rubro completamente distinto, le siguió ayudando a salir adelante.

En Los Boldos 622, en  la Población San Carlos, se encuentra “Pato Empanadas”, emprendimiento de Patricio Vergara Ojeda (62) y familia, que además ofrece otras ricas preparaciones como humitas y pastel de choclo.

Pero una de las grandes pasiones de don Patricio no es precisamente la cocina, la que igualmente disfruta -y que se ha convertido en su sustento los últimos años-, sino que la música, arte que dice le ha entregado las mayores alegrías de la vida, y a la vez ayudado mucho laboralmente, abriéndole muchas puertas.

“De niño, recuerdo reuniones familiares con mi abuelos, con tíos, de parte paterna, cantando, tocando el acordeón, la guitarras, todo en un ambiente de alegría, y otros  tíos cantaban en  restaurants, todo eso era parte del ADN de la familia.  Yo ya en el colegio, a los 16 años, participé del grupo folclórico de la Escuela Industrial, y con un amigo Pedro Lizana, formamos  posteriormente un dúo, presentándonos en varias colegios, hasta fuimos a la Tv a programas de talentos”, señala  Vergara.

Asimismo, con su talento musical, Patricio participó de un grupo  de teatro dirigido por Regildo Castro (quien luego sería su padrino de matrimonio)  con el que se presentó en mucha ocasiones en el Teatro Palermo. “La veta artística la llevaban en la sangre”, sostiene.

Tras egresar del colegio ingresó a estudiar Mantención en Equipos Industriales en la Universidad Técnica de La Serena, pero por esos tiempos lamentablemente la situación económica de su familia no era de las mejores, y don Patricio a esas alturas se había casado y tenía una hija, por lo que decide volver a la capital a ayudar a su padre en labores de construcción, cediendo así la oportunidad de estudios superiores a su hermano mayor.

“Trabajé con mi viejo en la construcción, lo ayudé con su camión, trasportando arena, ripio, etc. Una de las empresas a la que realizábamos servicios fue a la empresa Concha y Toro en Pirque, por ejemplo. Luego me independicé, fui contratista, y recorrí casi todo Chile, estableciéndome finalmente en Temuco. Y como tocaba la guitarra y cantaba, ligando el humor, en las  reuniones sociales con los jefes, en los asados, me fui haciendo conocido, invitándome a otros lados. Puedo decir que gracias a la música se me fueron abriendo más caminos laborales. Hasta llevaba a veces a otros amigos, que conocía gracias al medio, como a Felo y Tatín, fíjese”, recuerda.

GIRO EN 180 GRADOS

Todo iba bien en la vida de don Patricio, hasta que fue diagnosticado con problemas al riñón, ya en fase terminal. “Llegue al punto de casi perderlo todo por esta ‘enfermedad’… mi señora me donó una de su riñones, de hecho, estoy vivo gracias a ella. Mi familia me apoyó en esos difíciles momentos. Ya mejor, tuvimos que reinventarnos y comenzamos a vender empanadas y frutas casa a casa”.

Finalmente Patricio decide regresar a la capital, al hogar de sus padres en su natal Puente Alto, comenzando de nuevo una vez más.  Se compró unos hornos, comenzó a hacer pan amasado y sopaipillas, y luego empanadas, con lo que le empezó a ir mejor.

“Nos empezaron a comprar de varios lados, el boca a boca fue nuestra mejor publicidad. Así  nace ‘Pato Empanadas’ nos formalizamos y fuimos invitados en varios eventos por parte de la Municipalidad. También estuvimos 3 años con un puesto en el Pueblito Las Vizcachas, salimos en varios medios, en la tele. Y en 2018 fui elegido como el mejor emprendedor de la comuna”, comenta con orgullo.

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