• La identificación de síntomas como fiebre, pérdida de la visión o inflamación de ganglios sin virus causante, es clave para un diagnóstico oportuno.

Santiago, febrero de 2023.- El cáncer infantil representa la segunda causa de muerte en Chile en niños entre los 5 a 9 años y entre los 10 a 14 años, de acuerdo con las últimas cifras publicadas por el Registro Nacional de Cáncer Infantil de Chile (RENCI).

“En nuestro país se considera una enfermedad rara y de baja frecuencia, producida por una multiplicación y crecimiento descontrolado de células anormales”, afirma el Dr. Nicolás Rojas del Río, hemato-oncólogo pediátrico de Clínica Dávila.

Cada año entre 480 y 500 menores son diagnosticados con esta enfermedad, siendo la leucemia (células sanguíneas alteradas) el más frecuente con un 44,9% de los registros, de acuerdo a las últimas cifras del Observatorio Global del Cáncer (Globocan) para nuestro país. Esta se divide en dos grandes grupos: las leucemias linfoblásticas y las leucemias mieloides.

Luego se sitúan aquellos que afectan al cerebro o al sistema nervioso central (SNC) con un 12,6%, cáncer de riñón con un 5,5% y linfomas, separados entre no Hodgkin, que equivale a un 5,08% y el linfoma de Hodgkin, que considera un 4,47% de los casos totales.

“Está comprobado por múltiples estudios internacionales que la tasa de sobrevida en cáncer infantil es mucho mayor en aquellos casos que se realiza un diagnóstico y tratamiento de forma anticipada. En Chile, tenemos actualmente una sobrevida global de un 79%, es decir 8 de cada 10 niños se salvan del cáncer gracias a una pesquisa temprana”, detalla el especialista. Esta es una cifra que ha ido mejorando con el paso de las décadas, agrega, por ello, “nuestro objetivo como país debería ser acercarnos a realidades como en EE.UU. o Europa que cuentan con entre un 87% y 90% de sobrevida”.

¿A qué síntomas se debe estar atento?

Los signos de cáncer infantil son diversos e inespecíficos, variando según el órgano o estructura afectada por la enfermedad. Algunos de ellos son:

  • Fiebre
  • Palidez o hemorragia (moretones)
  • Pérdida de peso
  • Dolor de huesos
  • Cefaleas
  • Inflamación de ganglios
  • Masas tumorales palpables en cualquier parte del cuerpo
  • Alteraciones oculares como pérdida visual, estrabismo o asimetría ocular
  • Sospecha de compromiso neurológico como pérdida de la fuerza, el equilibrio e incluso convulsiones

“A diferencia de otras enfermedades como la diabetes, que puede ser lenta en su proceso y silenciosa, el cáncer infantil da señales de alerta muy rápidas y agudas. Por ello, cuando hay un caso que se manifiesta con estos síntomas y no responde a los tratamientos adecuados ni se encuentra un virus causante, la sospecha desde el servicio de salud debe ser alta, considerando oportunamente una derivación y estudios correspondientes que hagan posible un diagnóstico correcto”, agrega el hemato-oncólogo infantil de Clínica Dávila.

Tratamiento y contención psicológica

Los tratamientos para cáncer infantil más habituales son la quimioterapia, radioterapia y cirugía. Esta última, en general, implica una biopsia, instalación de catéteres o en lo posible la extirpación total de un tumor.

El especialista también menciona la inmunoterapia, un área que está en intenso desarrollo, relacionada con la preparación de linfocitos o células del paciente para atacar solo las células del tumor, la cual es bastante promisoria.

“Será fundamental que estos tratamientos sean acompañados con un monitoreo del desarrollo físico y cognitivo del niño, considerando su estado nutricional, así como su salud mental mediante el trabajo de un equipo multidisciplinario”, comenta el especialista.

Jennifer Conejero, psicóloga infantojuvenil de Clínica Santa María sugiere que en estos casos los primeros que necesitan apoyo en salud mental son los padres. “De esta manera, puedan expresar sus temores, angustias y armarse para acompañar a sus hijos”, comenta la experta.

“En estas sesiones, podrán pedir ayuda a los profesionales en cómo van a explicar el diagnóstico y el tratamiento a los niños que, si bien puede ser difícil o más largo de lo esperado, va a ir llevando a la recuperación”, explica Conejero.  

“Además, en este proceso es de suma importancia acompañar a los niños para que puedan hablar de sus miedos, contenerlos y permitirles estos espacios, porque también el sentirse resguardados y poder expresar lo que pasa va a ayudar en el ánimo que se tenga frente a esta situación”, concluye la psicóloga infantojuvenil.