Todos los que pasamos por el centro de nuestra comuna, por diferentes motivos, hemos visto en la esquina de Concha y Toro y pasaje Manuel Rodríguez a don Jorge Rojas Painamán. Él está con su carrito de maíz dilatado, las famosas cabritas, pero también tiene los “polulos”, como se conocen popularmente.
Con sus 40 años ejerciendo el oficio fue declarado en un concejo municipal “Patrimonio de la comuna”. La distinción le fue otorgada en el año 1991.
Jorge Rojas Painamán ya con sus 61 años, tiene dos hijas, Danitza (34) y Constanza Rojas (32), tres nietos, Alonso, Matilda y Decidora, los que junto a su pareja con motivo de vida.
Desde el año 1991, comenzó a trabajar con permiso, pero, hacía siete años antes que trabajaba sin permiso como nos dice a la mala, en la comuna no había más de cuatro que trabajaban en el mismo rubro, como fueron sus inicios, Jorge Rojas, nos comenta lo siguiente. “Bueno, esto lo inició mi padre, el de chico comenzó a trabajar en este rubro, el aprendió mirando y con el tiempo se hizo de un carro, yo le venía ayudar, tenía como 15 años, ayudar a revolver la olla, el se cambió de local y yo me quedé, me hice de un carro, y comencé hacerle la competencia a mi padre, yo me quedé en Clavero él se cambió para la calle Gandarilla, mi padre falleció hace ya como siete años, yo seguí el legado”.
Además nos agrega nuestro personaje, que le encanta su oficio, y que no lo dejaría por nada, “como te decía llevo 40 años con permiso y estuve arrancando como se dice sin permiso unos 8 años, yo siempre aquí en el mismo lugar en Concha y Toro esquina del paseo y pasaje Manuel Rodríguez frente a la Plaza de Puente Alto, antiguamente habían catorces colegas más que teníamos el mismo rubro, pero, en diferentes partes del centro de Puente Alto, ahora están quedando solamente unos tres o menos”. Agrega.
Sí bien no des un negocio que deja muchas ganancias, pero le ha servido para vivir y tener para pagar sus cuentas, nos agrega, Rojas, “bueno, acá se gana más en invierno, me va muy bien en verano baja mucho la venta pero, igual lo que gano me sirve, todo sirve, para pagar algunas cuentas, son seis meses que gano y son seis meses que sufro, pero, no cambio de rubro, trabajo todo el año en lo mismo”. También nos agrega, que no hay muchos de su familia que sigan el legado, sólo un nieto que lo ayuda de vez en cuando. “Mi nieto podría ser que tiene trece años, sabe hacer cabritas ya me acompaña y me ayuda en esto él podría ser pero no aseguro, ya que estudia y tiene que tener una profesión”.
Jorge Rojas, tuvo un tiempo que dejó de trabajar por fuerza nmayor cuando cerraron el pasaje Manuel Rodríguez, para hacerlo de paseo,“cuando cerraron Manuel Rodríguez, me fui a cuidar dos años autos en Las Condes, yo en ese tiempo dejé la patente pagada los seis meses porque sabía que tenía que volver, y la otra veces que tuve que trabajar a medias, fue para el estallido, llegaba a las 10 de la mañana y a las 11 me tenía que ir y guardar el carro, porque era imposible trabajar, muchas veces el guanaco de carabineros me mojaron, pero, gracias a Dios, no sufrí de robo ni violencia por parte de la gente que hacía daños”, concluye.
Su clientela fiel, son los niños y las abuelitas, quienes siempre le compran y que además ya lo ubican al caballero de las cabritas, como le dicen. “Sí los niños y las abuelitas y abuelitos, son mis clientes más fieles, los que compran, también gente joven y demás, pero, normalmente son niños y abuelitos, en la tardecita aparecen y me compran”.
Jorge Rojas confiesa que es un hincha fanático de Colo Colo y cuando pierde anda medio triste, ya que recuerda de hace muchos años tuvo una escuela de fútbol acá en Puente Alto y que estuvo en los inicios de la Liga de Cachorros de la comuna.
Dejamos a Jorge Rojas en su carro, ya que comenzó a hervir la olla con el Maíz Dilatado, y tiene que hacer las famosas cabritas o palomitas.