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Fernando “Flopy” López, el psico-trovador con sentido del humor

40 años de trayectoria musical lleva el músico, que vive desde hace tres décadas en Puente Alto.

Hace 59 años nace en Iquique Fernando “Flopy” López, quien de niño estuvo rodeado de un ambiente musical  en su familia, heredado principalmente por su abuelo materno, ferrocarrilero, un reconocido buen cantor popular, y su padre, un destacado violinista  de la  orquesta de la ciudad.

Estudiando en el Colegio El Bosco, en 3° medio, obtiene el 1° lugar en el “Festival de Canción Salesiana”. Posteriormente participa en diversos festivales de la canción, obteniendo el 1° lugar en el “Primer Festival de la Canción Pampina”, también realiza presentaciones en diversas peñas, café concerts, sindicatos, encuentros culturales en Iquique y en la primera región, haciéndose  muy conocido, siendo entrevistado por periódicos locales y canales de TV como Telenorte.

“Fue todo muy rápido, ¡yo era un cabro chico todavía en esos años, si hasta salía en el puzle del diario!” dice López entre risas, quien es más conocido en el ambiente musical como “Flopy”, apodo que según cuenta, “me lo puso una gringa hippie un día en la playa, en donde nos juntábamos con amigos, a guitarrear entre fogatas y cervezas. Flopy en ese tiempo tenía un significado algo así como ‘entretenido’. Desde entonces, me empezaron a llamar así,  me gustó y después lo adopté”.

Tras salir del colegio, ingresa a estudiar a la Universidad de Chile Pedagogía en Educación Musical en Valparaíso, en donde se integra al movimiento del canto popular en la Quinta región, presentándose en cafés universitarios, peñas y recitales. Asimismo, participa activamente en el Instituto Chileno Francés de Cultura de Valparaíso, (obteniendo el premio volantín otorgado por dicha institución) y comparte recitales con los integrantes del emergente movimiento del Canto Nuevo.

“Recuerdo tenía de profes a músicos del grupo Congreso, lo que para mí era algo espectacular. Además me empapé del tema social de la época, virando hacia la trova. Fue ahí también cuando conocí al cantor popular Payo Grondona, quien me apadrinó y fue mi gran amigo, hasta su muerte, hace unos años atrás”.

NUEVOS RUMBOS

Cuenta que fue Payo Grondona quien le sugirió incluir el humor y la ironía en sus rutinas: fue así como sus shows lograron expandirse a nuevas audiencias, llegando a diversos estratos sociales y grupos etarios.

Tras egresar de la carrera, viaja a Santiago, buscando nuevos horizontes, llegando a presentarse en lugares icónicos como el Café del Cerro, compartiendo con otros reconocidos cantores populares como Patricio Yáñez y Felo.

En 1990 llega a vivir a Puente Alto, a Villa Las Caletas 2, en donde tuvo de vecino al “tío” Lalo Parra y a otros destacados folcloristas y cantores nacionales. En dicha década, trabaja como profesor de música en colegios de la comuna como el Liceo Pedro Lagos y el Liceo Chiloé.  Luego ingresa a estudiar psicología, labor que ejerce hasta hoy, la que por supuesto, complementa con su labor de trovador, incorporando a la vez la sicología en su quehacer musical, dando origen a su denominación como psico-trovador, con toques irónicos.

“He grabado ocho discos, llevo cantando  cuatro décadas ya. La música es lo que me hace feliz, cuando interactúo con el público, cuando estoy cantando, me siento realizado, un ser humano completo. ¡Es el único trabajo en donde te aplauden y te pagan! Lo agraz eso sí, es que creo no se me ha reconocido lo suficiente”, reflexiona, “pero lo que hago siempre es con el corazón, indiferente de  las situaciones”, agrega.

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