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Carlos Ríos, el carnicero amigo

Muy joven llegó a Puente Alto -buscando mejores horizontes para su familia- comuna en donde echó raíces y de la que siente muy agradecido.

20 años lleva Carlos Ríos Torres trabajando en Doña Carne, una de las carnicerías más reconocidas de la comuna, ubicada en pleno centro de Puente Alto, frente a la Plaza de Armas. Tras el mostrador, atiende diariamente a sus “caseros”: muchos lo conocen desde hace tiempo, y solo se atienden con él, por su trato cordial, amable y cercano.

Don Carlos llegó  a la capital provincial hace más de 25 años, desde su natal Curacautín. Hijo de padres agricultores, desde pequeño vivió rodeado del ambiente del  campo y las tareas propias de esta actividad, a las que tuvo que dedicarse desde muy niño, pues lamentablemente sus progenitores fallecieron jóvenes, teniendo que abandonar el colegio y trabajar junto a sus dos hermanos mayores para mantener el hogar, velando por ellos su abuela paterna.

A los 17 años comienza a laborar en carnicerías, dada su experiencia campestre, en donde además de trabajar la tierra, sabía faenar animales. Parte de esta forma en una local en Chillán, y en el intertanto, contrajo matrimonio y tuvo a sus hijos. Sin embargo, decide ir a probar suerte a la capital para darle una mejor calidad de vida a su familia.

Llegué a los 21 años a Puente Alto, sin conocer a nadie. Fue un cabio importante, pero gracias a Dios me supe ir haciendo un buen ambienté. Además,  encontré que la comuna tenía algunas similitudes con pueblos del sur, en donde las personas son más tranquilas, de trato amable, y con un gran sentido de pertenencia (…) Una vez que me establecí con un trabajo estable, me traje a mi familia. Primero empecé  en la carnicería Santa Ana, donde estuve por 8 años, y luego en Doña Carne, donde sigo hasta hoy”,comenta don Carlos.

TRABAJO QUE RINDE FRUTOS

En su trabajo en Doña Carne, a Carlos Ríos se le ve feliz. “Acá nos conocemos todos, desde los dueños, los compañeros y por supuesto, los clientes, quienes nos demuestran su cariño cuando vienen para acá, prefiriéndonos por nuestra buena atención”, sostiene.

Cuenta que, sus labores, las ha enseñado a gente nueva que llega al local, a quienes sin ningún problema les comparte sus técnicas y secretos en la materia, “siempre con humildad, porque así se logra salir adelante en la vida”.

Consultado por los días en los que la  ‘pega’ es más pesada, responde sin titubear: “yo diría que sin duda para el 18 de septiembre, y los días de Fiestas Patras, unido a las celebraciones de fin de año, Navidad y Año Nuevo. Es más trabajo, pero uno se lleva sus buenas lucas y su buen  aguinaldo pues”, dice entre risas. 

Concluyendo, dice sentirse un agradeció de la vida y de la comuna, pues sus raíces ya las sembró en Puente Alto.  “Aquí me siento tranquilo, y gracias a mi trabajo, he podido educar a mis hijos junto a mi señora. Una de mis hijas es profesional y actualmente se desempeña en el Ministerio de Desarrollo Social. Es muy lindo, porque uno ve que el esfuerzos que hizo en el pasado, los sacrificios, han valido completamente la pena, dando los frutos esperados. Ella es mi gran orgullo”, afirma con evidente emoción.

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