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Alberto Fuenzalida, el “caballero” de los frutos secos

El ex trabajador minero ofrece sus productos a los vecinos en pleno centro de la comuna, siempre con una sonrisa en el rostro.

En José Luis Coo -entre las calles Balmaceda y Santa Elena-  frente a la Farmacia del Doctor Simi y a pasos de la Plaza de Puente Alto, se encuentra el pequeño puesto de venta de frutos secos de don Alberto Fuenzalida Moraga (85), quien ofrece en bolsitas de $ 500 pesos maní, pasas y nueces, negocio al que se ha dedicado las últimas dos décadas.

Pero, la vida de don Alberto antes de la venta callejera tuvo bastantes vaivenes, comenzando en su natal Curicó, ayudando a su padre en el trabajo -quien era cuidador de fundos- dedicándose a temprana edad a la labor de agricultor, luego de abandonar los estudios por motivos económicos, llegando a cursar tan solo hasta 2º básico. “Mi papá tuvo 14 hijos, ¡de dos matrimonios pues!”, dice entre risas. “Yo soy el mayor del segundo casorio, y de chiquitito ayudé a mi  taita en el campo”, agrega.

Cuenta que la persona que lo crió fue una abuelita, a la que recuerda con mucho cariño, “que no era familiar directo. La señora se portó muy bien conmigo, y al fallecer, me dejo una herencia, consistente en una bodega de vinos”. De esta forma, casi sin quererlo, fue como don Alberto se interiorizó en el mundo del comercio, haciéndose cargo de la administración del negocio, en el que trabajó hasta los 35 años.

            Posteriormente a través de sus hermanos, ingresó a trabajar al rubro minero, como operador de máquina perforadora, empleo que el que afirma “conoció casi todo Chile”, pues estuvo en diversas regiones del Chile, tanto en el norte como el centro y sur. En una de sus destinaciones, desempeñó funciones en la mina Disputada de Las Condes y en el Cajón del Maipo, llegando a Puente Alto en el año ‘57, comuna en la que finalmente se radicó, y que le agradó mucho “por lo tranquila y campestre” de su entorno, además, claro está, de encontrarse relativamente cerca de su trabajo.

Luego de jubilar, don Alberto no se veía sin estar ocupado, porque según sus palabras “la verdad, me muero si dejo de trabajar. No me imagino estando en la casa, sin hacer nada. De niño aprendí el valor del trabajo, así que comencé a ver a qué me dedicaba. Así fue como volví una vez más al comercio. Además, siempre estuve vendiendo mis cositas por ahí”.

Así es como decide comenzar con su emprendimiento de venta de frutos secos, en el que lleva cerca de 20 años, ubicándose primero cerca de la CGE para luego establecerse  a pocos metros del corazón de Puente Alto.

“El caballero del maní”, “el caballero de los frutos secos”, cuenta que le dicen quienes lo conocen desde hace ya tiempo, así como sus caseros, pues se ha hecho de una clientela fiel. Al  consultarle por la propiedades de la productos que vende, indica: “bueno, las pasas son buena pa’ la memoria, eso ya debe saberlo… pero las nueces son buenas para combatir la diabetes. Hay que comerse unas 4 ó 5 en la mañana en ayunas. Hágame caso”.

A don Alberto se le ve con una gran sonrisa y de muchos ánimos en su puesto, al que llega a las 7.30 de la mañana, yéndose tipo 17 horas, de lunes a viernes. Dice que vive a tan solo 25 minutos caminando,  y que su carrito de  supermercado, en el que transporta su mercadería,  es su fiel compañero. “De salud estoy muy bien fíjese. Soy un hombre sano la verdad, agradecido de la vida, con buenos hijos. Hace 7 años que no voy a médico… tomo pura agüita de yerbas todo el día. Ése es mi secreto”, confidencia.

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