Hasta hace dos años doña María Gladys Navarrete aún se dedicaba al corte y confección, con sus habilidosas manos.

Doña María Gladys Navarrete (81) nació en la casa de sus abuelos, ubicada en Calle Clavero, siendo de esta forma una puentealtina de tomo y lomo. Con sus padres al año siguiente, se mudan a una casa de la población Seguro.

De 1° básico  hasta 2° año técnico realizó sus estudios en la Escuela Centralizada,  hoy actual Escuela Consolidada. Cuenta que era “bien inquieta” de joven, y se va a Santiago a terminar la carrera de moda y confección en un instituto de la capital, sumando un curso de moda infantil.

Es así  como comienza, de forma independiente, a relacionarse con todo el mundo de las telas, las máquinas y la costura, parte fundamental de su vida, “primero en la casa de mis padres, confeccionando prendas para los clientes, vestidos más que nada. Me casé eso sí bien joven, a los 20 años, y continúe con lo mismo. Tenía mi maquinita, en donde no paraba, y le hacía algunas cositas a mis hijos, de guagüita”, señala doña María Gladys.

Cuenta que con el pasar de los años, en un momento la “pega” de su esposo pasó por algunas complicaciones, y ella para aportar ingresos al hogar, decide ingresar a trabajar a la reconocida Fábrica Textil Victoria, todo un emblema de Puente Alto, en donde puso a disposición todos sus conocimientos, aprendiendo a la vez nuevas técnicas, puesto que para ella fue algo completamente nuevo el manejar máquinas industriales.

AÑOS EN TEXTIL VICTORIA Y ACTUALIDAD

La Fábrica Textil Victoria se caracterizó por la elaboración de productos de excelente calidad y distinción, su poderosa influencia en el mercado nacional y su gran nivel de competencia con aquellos productos importados desde el extranjero, destacando el trabajo de los obreros, por su alto grado de calidad técnica, aspecto que doña María Gladys destaca: El producto final que se confeccionaba era de muy buena calidad, de lo mejor que se podía ver en el país, era caro eso sí, pero lo valía completamente.  A nosotros nos exigían mucho en el trabajo”.

Ya para fines de los años ‘90 y empezando el 2000, los dueños de la fábrica decidieron ponerle fin a la industria debido a la competencia extranjera, no pudiendo competir con precios muchos más bajos, lo que llevó al decaimiento de la fábrica puentealtina. “Lo que pasó además que es que los hijos de los dueños no tuvieron interés en continuar, una verdadera pena”, se lamenta. Hoy, el terreno donde se emplazaba la Fábrica Textil, propiedad del Sindicato de trabajadores – del que forma parte María Gladys- se encuentra a la venta, lo que no ha estado exento de complicaciones.

Actualmente la mujer –que dejó de coser hasta hace tan solo dos años-  cuida de su esposo desde hace un año, pues presenta complicaciones de salud, producto del trabajo de años como mueblista, lo que acarreó problemas a su columna. “Agradezco enormemente eso sí a mis 4 hijos, pues han sido un gran apoyo en estos momentos. Yo sufro de artrosis y me complica esta tarea. Ellos vienen a verme seguido, están muy pendientes de nosotros, e incluso nos han arreglado la casita”,dice con emoción.