Desde la Sala de Enlace de la Escuela Los Andes, en Puente Alto, un grupo de niños y niñas toma el micrófono para hablarle a la comunidad. No juegan a hacer radio, hacen radio de verdad: entrevistan, preparan libretos, investigan. A veces con nervios, otras con entusiasmo. Pero siempre con un propósito: transmitir algo que valga la pena ser escuchado.
“Cuando un niño o niña llega a la escuela con ganas de estar aquí, con sentido de pertenencia, eso ya te dice que algo está funcionando bien”, dice Romina Gaete Candia, directora de la institución, con la serenidad de quien lo ha visto suceder.
Desde 2023, este colegio implementa un desarrollo educativo poco común: una radio online con programación conducida y producida por niños en edad escolar. El resultado no es solo una plataforma de contenidos, sino un espacio simbólico que les permite a los estudiantes descubrir su voz, su identidad y sus capacidades.
“Muchos de ellos llegan con historias personales muy difíciles. Pero cuando participan en la radio se sienten importantes. Comunicar no es solo hablar frente a un micrófono. Es también saber que tienes algo valioso que decir, que alguien te está escuchando”, afirma la directora.
De asignatura aislada a proyecto transversal
La radio nació como una asignatura para estudiantes de 5º básico, dentro del marco de la Jornada Escolar Completa (JEC). Sin embargo, con el paso del tiempo y tras un proceso participativo con estudiantes, apoderados y funcionarios, el proyecto se reformuló completamente.
“Decidimos transformarla en una actividad abierta a todos los niveles. Eso significó sacar la radio del horario formal y darle un carácter de libre elección. Lo más importante era que los niños quisieran estar ahí, que no se sintieran obligados”, explica Gaete.
Esta decisión recibió un impulso clave cuando en 2024 se incorporó el sello Artístico e Integral al proyecto educativo de la escuela, junto al ya existente sello de Ambiente Familiar. “Queremos una escuela que no solo forme desde lo académico, sino también desde lo emocional, lo expresivo, lo humano”, agrega.
La sala donde se aprende a hablar (y a escuchar)
Detrás del micrófono y las libretas de entrevista está Juan Herrera, docente con más de tres décadas de experiencia. Es el encargado del proyecto y quien acompaña a los estudiantes en todo el proceso, desde la idea inicial hasta la edición final.

“Muchos llegan sin confiar en sus capacidades. Pero cuando se ven haciendo una entrevista, preparando preguntas y expresándose en público, algo cambia. Se dan cuenta de que pueden”, afirma Herrera.
El impacto no se mide solo en contenidos: también en procesos. Una niña que antes no podía disertar frente a su curso, hoy pide más turnos para locutar en actos escolares. Otro, que apenas leía, empezó a practicar porque sabía que tenía que prepararse para una entrevista.
“Somos rigurosos y ellos a su vez demuestran compromiso. Les explicamos que están cumpliendo un rol, que lo que dicen tiene un impacto. Y entonces tenemos niños que terminan entrevistando a senadores, embajadores, escritores o artistas. Y eso no se les va a olvidar nunca”, dice el profesor.
Mínimos recursos, máxima voluntad
La parte técnica de la radio está en manos de Dino Reyes, profesional audiovisual y coordinador de la Sala de Enlace. Su rol es clave, aunque muchas veces invisible: garantizar que las transmisiones salgan al aire, que el sonido sea entendible y que los recursos, aunque escasos, se aprovechen al máximo.
“Grabamos con nuestros propios celulares. Cuando viene una figura pública, buscamos quién tiene una mejor cámara. Esto se hace con lo que tenemos. Pero se hace”, dice Reyes con claridad.
Desde su llegada a la escuela, Dino ha sido el soporte técnico que ha permitido que la radio funcione en vivo, con transmisiones estables y presencia en redes sociales. El proyecto, asegura, ha crecido con mínimos recursos pero con máxima voluntad.
“El compromiso no se improvisa. Es 24/7. Hay días que nos escriben embajadores en pleno recreo, o en una reunión, y hay que moverse. A veces los niños se enferman, a veces hay que reorganizar todo en minutos. Pero se hace, porque sabemos lo que significa para ellos”, agrega.

La transformación de quienes más lo necesitan
Más allá de lo técnico y lo pedagógico, la radio ha significado algo profundo para una comunidad donde conviven realidades distintas, ya que muchos de sus estudiantes provienen de sectores marcados por situaciones complejas y entornos con escasas oportunidades. En ese contexto, la radio se ha convertido en un espacio de dignidad, pertenencia y posibilidad.
“Muchos de nuestros niños y niñas viven en entornos complicados, pero la escuela es su refugio y su lugar seguro. Y la radio, dentro de eso, es un espacio donde ellos se reconocen como capaces. Eso los transforma”, afirma la directora Romina Gaete.

Subraya que las entrevistas con figuras públicas no solo son hitos institucionales. Son también momentos de validación personal. El niño o niña que entrevista a una autoridad descubre que puede hacer preguntas, formular ideas y ser escuchado con respeto.
“Es una forma de decirles a nuestros estudiantes: tú puedes. Y cuando un niño escucha eso muchas veces, lo cree. Y eso cambia todo”, dice la directora.
El alma de la escuela habla a través de la radio
La Radio Escuela Los Andes no tiene cabinas insonorizadas ni consolas profesionales. No cuenta con financiamiento externo ni equipos de última generación. Pero tiene algo que muchos grandes medios envidiarían: una comunidad que cree en lo que hace.
“Esta escuela tiene alma. Y la radio ha sido una forma de que esa alma hable”, resume la directora Gaete.
En la Escuela Los Andes, este grupo de niños y niñas seguirá entrevistando, escribiendo guiones y editando programas. Y en ese proceso, quizás sin saberlo del todo, seguirán aprendiendo que su voz —en todos los sentidos posibles— tiene lugar en el mundo.
De embajadores a escenarios: los hitos que marcaron la radio
Con paso firme y sostenido, lo que empezó con grabaciones internas y animación de recreos trascendió los muros del recinto educativo hasta convertirse en representantes de su escuela y de Puente Alto en la escena comunicacional y cultural nacional.
El primer gran hito ocurrió cuando los estudiantes entrevistaron a la embajadora de Italia, Valeria Biagiotti. Fue una conversación formal, preparada con semanas de anticipación, que marcó un antes y un después.

“No todos los días un niño de Puente Alto entrevista a una autoridad internacional. Y ellos lo hicieron con responsabilidad, con respeto y con mucha seriedad”, recuerda el profesor Juan Herrera.
Luego vinieron otras entrevistas relevantes: el alcalde Matías Toledo, concejales, senadores, diputados, escritores y figuras culturales. Algunas fluyeron conforme a lo agendado; otras, como la visita de la embajadora de México Laura Moreno, se adelantaron sorpresivamente, motivando al equipo a reorganizar todo en tiempo récord.
Una de las experiencias más inesperadas fue con el embajador de Corea del Sur, Hakjae Kim, quien tras su entrevista confesó que le habría gustado haber tenido una experiencia como esta en su infancia.

Poco a poco, los estudiantes de la radio empezaron a ser invitados como prensa acreditada a eventos oficiales: inauguraciones, días conmemorativos, actividades culturales. También recibieron el reconocimiento del Ministerio de Educación como la primera radio escolar de Chile.
Para el 2026, el equipo sueña con llevar la radio a la televisión nacional, no como espectáculo, sino como experiencia formativa. Que los niños visiten canales, vean estudios, participen de transmisiones. Porque una vez que se enciende el deseo de comunicar, ya no hay vuelta atrás.