Juan Lobos, orfebre, tuvo que trabajar durante 8 meses tras un proyecto que comenzó en la parroquia Santa María Magdalena. Réplicas con plata fina y piedras preciosas, lo llevaron a quedar en los archivos de la visita del antecesor del ahora primer pontífice Robert Prevost a Chile
Con la elección de León XIV como nuevo líder de la Iglesia Católica, el mundo despide con gratitud al Papa Francisco, cuyo pontificado dejó huellas imborrables en millones de fieles. Entre quienes guardan un recuerdo imborrable de su visita a Chile en 2018 está el orfebre puentealtino Juan Lobos, quien tuvo el honor de confeccionar las coronas bendecidas por el Santo Padre durante la multitudinaria misa en el Parque O’Higgins.
Lobos, maestro en orfebrería con más de 30 años de experiencia, fue parte del equipo de cinco artesanos que elaboró las aureolas metálicas que coronaron la imagen de la Virgen del Carmen y del Niño Jesús en aquella ceremonia. Las piezas, realizadas en plata fina e incrustaciones de piedras preciosas, fueron inspiradas en las coronas originales de la Catedral Metropolitana, y su confección tomó más de ocho meses de trabajo meticuloso.
El encargo nació cuando el sacerdote Sebastián Vial, entonces en la Parroquia Santa María Magdalena de Puente Alto, impulsó una réplica de la venerada imagen mariana como símbolo de la restauración de la Basílica del Salvador, destruida en el terremoto de 1985.
“Lo más importante de este trabajo es que se confió en la mano chilena para su fabricación”, señaló en aquel momento el orfebre, visiblemente emocionado. Juan Lobos fue invitado a la histórica misa, aunque destacó que lo esencial para él era que su obra estuviese en el altar mayor y recibiera la bendición papal.
Hoy, al recordar la partida de Francisco, también se revive el orgullo local de haber aportado, desde Puente Alto, al patrimonio espiritual y artístico de la Iglesia. Una joya hecha en Chile que fue tocada y bendecida por el Papa.