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Julio Valenzuela, constante reinvención

Hoy administra junto a su señora su minimarket en Puente Ato, pero anteriormente don Julio probó suerte en rubros completamente distintos.

Desde hace cuatro años que Julio Valenzuela atiende su minimarket VyV, ubicado en la intersección de Profesor Alcaíno con Lingue en Puente Alto, en el que ofrece a los vecinos del sector desde pan, lácteos, bebidas, cecinas, verduras y artículos escolares, entre otros productos.

Su local se emplaza a pocos metros de tres establecimientos educacionales emblemáticos  de la  comuna: la escuela Santa Joaquina de Vedruna, el Colegio San Cayetano y el Liceo Nonato Coo, por lo que su fuerte en ventas se produce en los meses de actividad  escolar, comprendido entre los meses de marzo a diciembre.

Pero don Julio no siempre se dedicó al comercio: oriundo de Renca, y tras terminar sus estudios en colegios de dicha comuna e Independencia, se desempeñaría en el rubro de la  contabilidad, llegado trabajar junto al destacado y reconocido diseñador de moda nacional Rubén Campos, con quien estuvo por cerca de 15 años.

“Gracias a un amigo conseguí ese trabajo. Ya estando con don Rubén, tomé varios cursos para perfeccionarme. Fue una muy buena experiencia”, indica. Tras algunos eventos personales en su vida, probó suerte con su pareja en los radiotaxis, siendo  propietario  de dos vehículos, uno que manejaba él y otros que delegaba a un conductor.

“Estuve ahí como cinco años, y la verdad tuve malas experiencias con algunos choferes, así que decidí finalmente vender los móviles y dedicarme al comercio independiente. Primero abrí un local de barrio  en  San Ramón, por tres años, pero la verdad el sector no me gustó mucho, así que buscamos con mi señora otro y encontramos éste en Profesor Alacaíno, y en la misma comuna, pues vivo hace 30 años en Puente Alto, y bueno acá estamos desde hace ya 4 años ya”, comenta.

AL MAL TIEMPO, BUENA CARA

Don Julio cuenta que el minimarket le va bastante bien y gana bien a relación con sus clientes. “En época escolar, abro tempranito, desde las 7.30 de la mañana, y ofrezco te, cafecito y preparo sandwichs en el momento, todo fresquito. El tener a tres colegios cerca hace que haya un constante tránsito de gente.  Después, ya como tipo 16.30, es el otro horario fuerte, y me quedo hasta como las 20.30 más menos”.

Eso sí, admite que desde el estallido social sus ventas comenzaron a verse mermadas,  y que con la contingencia actual a nivel país producto de la pandemia del Coronavirus, “la cosa se ha puesto difícil”, pues la suspensión de clases ha sido sin duda lo que más ha afectado a su negocio, el que dicho sea de paso, ayuda a atender su señora Viviana en las tardes, cuando ella sale de su trabajo, y también cuando él debe salir a buscar mercadería a los proveedores.

“Sin los colegios esta calle es muy tranquila, pues los establecimientos atraen mucho movimiento, pero… ¿qué le vamos a hacer? Lo que sí se valora es que vendemos productos de primera necesidad, ahora que los supermercados están abarrotados. Ojalá  todo esto pase pronto, pues se ve complicado para quienes somos independientes”, reflexiona. “A futuro, me gustaría invertir para tener un local propio, pues en este momento me siento limitado en donde estoy. Vamos a ver cómo se van dando las cosas a futuro”,agrega con optimismo.

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