En el marco del Día Mundial del Donante de Sangre, el coordinador de Jefaturas de la Unidad Medicina Transfusional (Banco de Sangre) del Hospital Sótero del Río, se refiere a la realidad actual sobre este tema a nivel nacional, al que llegada de la pandemia golpeó fuertemente.
El 14 de junio de cada año se celebra el Día Mundial del Donante de Sangre. Su objetivo es el de concientizar a todo el mundo sobre la necesidad de disponer de sangre y productos sanguíneos seguros para transfusiones, y sobre la crucial contribución que efectúan los donantes de sangre voluntarios y no remunerados a los sistemas nacionales de salud.
Además, este día ofrece una oportunidad para instar a los gobiernos y las autoridades sanitarias nacionales a que proporcionen los recursos suficientes y establezcan sistemas e infraestructuras que permitan aumentar la obtención de sangre de donantes voluntarios y no remunerados.
La sangre y los productos sanguíneos seguros, así como su transfusión, son un aspecto fundamental de la atención y la salud pública. Cada día permiten salvar millones de vidas y mejorar la salud y la calidad de vida de muchos pacientes. La necesidad de sangre es universal, pero el acceso de todos los que la necesitan no lo es. La escasez de sangre es particularmente aguda en los países en desarrollo, como en el caso de Chile.
“La idea es que la donación de sangre se realice de manera más regular, con el fin de garantizar la calidad y seguridad de los hemocomponentes que son utilizados para transfundir”,señala en conversación con PALD el tecnólogo médico Felipe Luna Valladares, Jefe Unidad Medicina Transfusional (Banco de Sangre) del Hospital Sótero del Río.
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